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Coplas cortas para la escuela.

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Selección de coplas cortas para la escuela

 

Coplas de: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Gloria Fuertes.

La vaca llorona

La vaca está triste,
muge lastimera,
ni duerme, ni bebe
ni pasta en la hierba. 


La vaca está triste,
porque a su chotito
se lo han llevado
los carniceros

al mercado.

Está tan delgada,
la vaca de Elena,
que en vez de dar leche,
da pena.


Autor: Gloria Fuertes



Sol de invierno
Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas. 


Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera. 


Un viejecillo dice
para su capa vieja:
“¡El sol, esta hermosura
de sol…!” Los niños juegan. 


El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.


Autor: Antonio Machado


Recuerdo infantil
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales. 


Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.


Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano. 


Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
“mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón”.


Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.


Autor: Antonio Machado



Iba tocando mi flauta
Iba tocando mi flauta
a lo largo de la orilla;
y la orilla era un reguero
de amarillas margaritas.


El campo cristaleaba
tras el temblor de la brisa;
para escucharme mejor
el agua se detenía. 


Notas van y notas vienen,
la tarde fragante y lírica
iba, a compás de mi música,
dorando sus fantasías,


y a mi alrededor volaba,
en el agua y en la brisa,
un enjambre doble de
mariposas amarillas. 


La ladera era de miel,
de oro encendido la viña,
de oro vago el raso leve
del jaral de flores níveas; 


allá donde el claro arroyo
da en el río, se entreabría
un ocaso de esplendores
sobre el agua vespertina… 


Mi flauta con sol lloraba
a lo largo de la orilla;
atrás quedaba un reguero
de amarillas margaritas… 


Autor: Juan Ramón Jiménez

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