Anuncio
Nació en la ciudad de México en 1789.
Fue bautizada con el nombre de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador.
Sus padres fueron Gaspar Martín Vicario, español de nacimiento, y doña Camila Fernández de San Salvador, criolla.
Quedó huérfana de niña y su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador se hizo cargo de ella.
Desde pequeña mostró gran fuerza de carácter y recibió una esmerada educación, poco común en las mujeres de la época.
Conoció a su futuro esposo, don Andrés Quintana Roo, cuando éste trabajaba en el despacho del tío de Leona, don Agustín, abogado de profesión.
Durante la guerra de independencia, Leona se convirtió en informante de los hechos relevantes para la causa insurgente que ocurrían en la capital.
Su devoción por la independencia de México la impulsó a gastar su fortuna en apoyo de la rebelión y a apoyar en todo a los insurgentes. Intentó ganar para la causa a los más hábiles armeros vizcaínos, pero fue denunciada y hecha prisionera, negándose rotundamente a denunciar a sus cómplices.
Sus bienes fueron confiscados y se le recluyó en el convento de Belén de las Mochas, de donde se fugó con el apoyo de los coroneles Antonio Vázquez Aldama y Luis Rodríguez Alconedo y cuatro hombres más, todos disfrazados de realistas.
Viajó a territorio insurgente portando bajo su amplia falda una pequeña imprenta, acompaño a los insurgentes y sufrió muchas penurias por las derrotas que sufrieron los rebeldes.
En el año de 1816, se casó con don Andrés Quintana Roo, en la localidad de Chilapa.
Ya casados, la pareja de patriotas acompañó al ejército Insurgente en sus campañas, compartiendo grandes peligros y privaciones. Las derrotas se sucedían para el bando insurgente por lo que doña Leona y su esposo anduvieron a salto de mata.
Fueron delatados por dos traidores y se vieron obligados a aceptar el indulto.
Con el triunfo de la Independencia, el Congreso le otorgó como recompensa a su insuperable patriotismo la hacienda de Ocotepec, en las inmediaciones de Apan y tres casas en la ciudad de México.
Leona Vicario falleció en la ciudad de México en 1842.
Los restos de Leona Vicario descansan en la Columna de la Independencia de la ciudad de México.
En 1948 su nombre fue inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
La antigua casa donde vivió con su esposo e hijas ubicada en la calle de Brasil en el centro de la ciudad de México es hoy el Museo Leona Vicario.
En la fachada del museo pueden verse dos placas con las siguientes inscripciones:
"Dedicada a la Heroína de la Independencia", y "La mujer mexicana a Leona Vicario en reconocimiento a sus servicios a la Patria.".
Fue bautizada con el nombre de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador.
Sus padres fueron Gaspar Martín Vicario, español de nacimiento, y doña Camila Fernández de San Salvador, criolla.
Quedó huérfana de niña y su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador se hizo cargo de ella.
Desde pequeña mostró gran fuerza de carácter y recibió una esmerada educación, poco común en las mujeres de la época.
Conoció a su futuro esposo, don Andrés Quintana Roo, cuando éste trabajaba en el despacho del tío de Leona, don Agustín, abogado de profesión.
Durante la guerra de independencia, Leona se convirtió en informante de los hechos relevantes para la causa insurgente que ocurrían en la capital.
Su devoción por la independencia de México la impulsó a gastar su fortuna en apoyo de la rebelión y a apoyar en todo a los insurgentes. Intentó ganar para la causa a los más hábiles armeros vizcaínos, pero fue denunciada y hecha prisionera, negándose rotundamente a denunciar a sus cómplices.
Sus bienes fueron confiscados y se le recluyó en el convento de Belén de las Mochas, de donde se fugó con el apoyo de los coroneles Antonio Vázquez Aldama y Luis Rodríguez Alconedo y cuatro hombres más, todos disfrazados de realistas.
Viajó a territorio insurgente portando bajo su amplia falda una pequeña imprenta, acompaño a los insurgentes y sufrió muchas penurias por las derrotas que sufrieron los rebeldes.
En el año de 1816, se casó con don Andrés Quintana Roo, en la localidad de Chilapa.
Ya casados, la pareja de patriotas acompañó al ejército Insurgente en sus campañas, compartiendo grandes peligros y privaciones. Las derrotas se sucedían para el bando insurgente por lo que doña Leona y su esposo anduvieron a salto de mata.
Fueron delatados por dos traidores y se vieron obligados a aceptar el indulto.
Con el triunfo de la Independencia, el Congreso le otorgó como recompensa a su insuperable patriotismo la hacienda de Ocotepec, en las inmediaciones de Apan y tres casas en la ciudad de México.
Leona Vicario falleció en la ciudad de México en 1842.
Los restos de Leona Vicario descansan en la Columna de la Independencia de la ciudad de México.
En 1948 su nombre fue inscrito con letras de oro en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
La antigua casa donde vivió con su esposo e hijas ubicada en la calle de Brasil en el centro de la ciudad de México es hoy el Museo Leona Vicario.
En la fachada del museo pueden verse dos placas con las siguientes inscripciones:
"Dedicada a la Heroína de la Independencia", y "La mujer mexicana a Leona Vicario en reconocimiento a sus servicios a la Patria.".
es muy interesante la información
ResponderBorrar